Un ejército así ha sumado gloria a su propia gloria
Compañero Yasser Arafat
Presidente del Comité Ejecutivo de la Organización para la Liberación de Palestina
Querido compañero Arafat:
Una vez más el pueblo palestino ha dado muestras de su entereza y valor. Asediado por un enemigo técnica y numéricamente superior que está dotado de la más sofisticada logística de guerra, armado y asesorado por Estados Unidos de Norteamérica, acostumbrado al desenlace fulminante de la guerra relámpago, el pueblo palestino supo resistir con insuperable dignidad y detener el avance de la maquinaria de destrucción y muerte organizada por los sionistas. Desde las ruinas de Beirut oeste, bajo el fuego cruzado de la artillería naval y terrestre de los aviones israelíes no cesó un instante la respuesta militar de los combatientes palestinos apoyados por los patriotas libaneses.
El mundo entero ha visto con asombro y admiración el ejemplo de coraje que ha brindado el pueblo palestino en defensa de sus derechos inalienables, bajo la certera conducción de la OLP, su único y legítimo representante y el inapreciable estímulo de la presencia suya en la primera línea de combate.
Al tomar el camino del exilio las tropas palestinas lo han hecho entonando sus Himnos y enarbolando sus banderas, las armas y la frente en alto.
Un ejército así no ha sido derrotado.
Un ejército así ha sumado gloria a su propia gloria.
La actual administración norteamericana que ya puede contar en su haber también con la sangre derramada en el Líbano, con su política de sostén a los sionistas, al tiempo que realizaba ingentes esfuerzos políticos por lograr soluciones negociadas favorables a sus intereses y a los del régimen de Tel Aviv, puede ser considerada sin lugar a dudas como la autora intelectual de este genocidio, del cual tuvo conocimiento con sobrada anticipación y para el que dio su pleno apoyo y consentimiento.
Una nueva etapa se abre ante el pueblo palestino y sus dirigentes y ella no será menos compleja y difícil que las recorridas hasta ahora en su larga lucha por la materialización de sus conculcados derechos.
Ahora más que nunca será necesario apelar a las reservas de energía y a la capacidad de movilización, organización y disciplina de los cuadros dirigentes, de los combatientes y del pueblo palestino en su conjunto, para reorganizar la lucha, cualesquiera que sea la forma que ésta adopte, y seguir la batalla con el mismo heroísmo demostrado en Beirut y en otros territorios del Líbano.
En estos momentos la más estrecha unidad en las filas de la OLP y entre los combatientes de las distintas organizaciones integrantes de la misma resulta más necesaria que nunca ya que ella será un factor decisivo en la eliminación de cual-quier manifestación de desaliento y en la preparación para los nuevos combates que quedan por delante.
Esta lucha, que sabemos larga y preñada de dificultades, será la única que conduzca al hermano pueblo palestino a la realización de sus aspiraciones nacionales y a la constitución de un Estado Palestino independiente, única forma de solucionar definitivamente el problema central de la crisis del Medio Oriente.
La trinchera de combate de los combatientes palestinos es la misma que la de los pueblos centroamericanos, amenazados hoy por la intervención directa de la sol-dadesca norteamericana o la de los pueblos africanos agredidos por los racistas de Sudáfrica.
Es también la trinchera de nuestro pueblo que se enfrenta valerosamente a las amenazas de agresión directa del imperialismo norteamericano.
Al defender sus derechos nacionales el pueblo palestino ha defendido los dere-chos de todos los revolucionarios del mundo y la sangre derramada por sus hijos es como la sangre de nuestros propios pueblos.
El dolor por la pérdida de valerosos combatientes y de la población civil es nuestro propio dolor. El orgullo del heroísmo en el combate es también nuestro propio orgullo.
Por ello, conociendo que hay miles de niños palestinos huérfanos y para los cuales se han ido cerrando paulatinamente las puertas del futuro, hemos tomado la decisión de recibir a 500 de ellos para que hagan sus estudios en Cuba, en una Escuela que se llamará "Batalla de Beirut", en una humilde muestra de solidaridad con nuestros hermanos palestinos.
Creemos que es un modesto esfuerzo de nuestro pueblo que ayudará a aliviar en alguna medida las secuelas de la agresión israelita.
Nuestro pueblo, Partido y Gobierno al tiempo que extienden su mano solidaria al pueblo palestino desean reiterarle nuestra disposición de resistir hasta el final cualquier agresión imperialista, inspirados en los ejemplos que ayer nos dio el pueblo vietnamita y que ahora nos acaba de dar la heroica resistencia palestina y sus aliados del Movimiento Nacional Libanés.
Sabemos que ello hará más difícil la implementación de la política imperialista y que con ello contribuiremos a la lucha y resistencia de otros pueblos.
Deseo expresarle nuestra disposición a recibirlo en Cuba, en la fecha que estime más conveniente, para proseguir el intercambio de opiniones sobre esta situación, el acontecer internacional y para testimoniarle el más alto aprecio del pueblo cubano.
Reciba, estimado compañero, el testimonio de mi más profunda y sincera amistad.
Fidel Castro Ruz
Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista de Cuba y Presidente del Consejo de Estado y del Gobierno.