Los primeros momentos después del desembarco del yate Granma fueron aciagos para los expedicionarios, y peligró la Revolución misma. Sin embargo, después del histórico reencuentro de los rebeldes sobrevivientes en Cinco Palmas, el 18 de diciembre de 1956, las cosas comenzaron a enrumbarse en sentido positivo.
 
El 17 de febrero de 1957 se produjo un hecho increíble pero necesario, la entrevista a Fidel en pleno corazón de la Sierra Maestra, de Herbert Matthews, periodista estadounidense del The New York Times. La manera en que se logró materializar esa entrevista, y su posterior publicación, es uno de los tantos hechos de esa etapa que asombran.
 
El periódico cumplió su compromiso y publicó el histórico texto Fidel Castro, el líder rebelde de la juventud cubana, está vivo y peleando con éxito en la intrincada Sierra Maestra, en el extremo sur de la Isla. De esa manera la dictadura quedó en ridículo y fue descartada su versión de que Fidel había muerto y que no existían vestigios insurreccionales en la zona.
 
Conocida en el mundo y en Cuba la beligerancia de un grupo de cubanos alzados, urgía explicarle a la población los propósitos de la lucha. Como antecedente tenían el Manifiesto del Moncada, documento que nunca fue publicado porque la acción no logró el objetivo de tomar ambas instalaciones militares. Ese texto llamaba a la población a sumarse a los esfuerzos emancipadores, y delineaba algunos principios fundacionales que tendría el nuevo país que construirían, como la lucha contra la corrupción, y el respeto a la institucionalidad y los derechos humanos.
 
El Manifiesto del M-26-7 al pueblo de Cuba, por su parte, abordó los siguientes puntos:

• Desmintió el aniquilamiento de las fuerzas revolucionarias.
• Aseguró que la lucha ya no podrá ser detenida hasta que se alcancen los objetivos planteados.
• Denunció la criminal ofensiva de las fuerzas de Batista, sobre todo contra personal civil.
• Llamó a que el pueblo se sumara a la lucha e intensificara las acciones contra el tirano.
• Anunció la Huelga General Revolucionaria, como punto final de la lucha.

El Manifiesto fue el resultado de lo acordado en la primera reunión del Movimiento 26 de Julio en el mismo centro de la lucha armada. Aunque era impensable su publicación en la prensa de la época, cientos de valientes manos lo hicieron circular por toda Cuba. En una de sus partes expresaba que «la campaña de la Sierra Maestra ha servido para demostrar que la Dictadura, después de enviar a la zona de lucha sus mejores tropas y sus más modernas armas, es incapaz de aplastar a la revolución».
 
El documento envió un mensaje al pueblo, que tiene plena vigencia: «La Revolución no se detendrá y nada puede detener lo que está en el corazón y la conciencia de todos los cubanos»”.