“Quienes defendemos el socialismo como futuro para la humanidad, debemos estar en esta batalla que no es todavía la del socialismo, sino la de un mundo distinto librado de la miseria y la opresión, la de cientos de millones de hombres para los cuales es también indispensable convencer a los neocolonialistas de que les es imperativo cambiar, o derrotar su política mediante esta lucha de los pueblos. Ese y no otro es el dilema visto desde las perspectivas que surgen de nuestro Tercer Mundo”.