“Miles de instructores deportivos cubanos se extienden ya por todas partes, sin que nadie cuestione sus cualidades humanas y profesionales. Sus nobles y abnegados esfuerzos estarán unidos al auge que cobra el deporte en muchos países de nuestro hemisferio y en otras regiones del Tercer Mundo. Sus discípulos competirán fuertemente con nuestros atletas. Disminuirán las veces que nuestra bandera se enarbole y nuestro Himno Nacional se escuche en las grandes competencias, pero se elevarán a lo alto de los mástiles las banderas de muchos pueblos hermanos, y se escucharán las notas de la gran patria de todos los cubanos, que es la humanidad”.
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Discurso en la inauguración de la II Olimpiada del Deporte Cubano, 18 de abril de 2004