“Había que conciliar el concepto de un Partido único con esta idea de que el pueblo postula y el pueblo elige; había que conciliarlo con la práctica, porque lo que se conocía en el mundo cuando no existía un solo partido era una multiplicidad de partidos, y eran los únicos procedimientos conocidos para llevar a cabo las elecciones. De modo que nosotros teníamos que crear algo nuevo, algo más justo, algo más equitativo, algo más democrático, algo más puro, porque la preocupación fundamental era preservar la pureza de nuestro proceso electoral y que no se introdujeran en el mismo la politiquería y la corrupción.
Si nosotros nos hubiéramos equivocado en la elaboración de los métodos para llevar a cabo este proceso electoral, habríamos podido caer en grandes problemas y habríamos podido realmente corromper, como están corrompidas en todo el mundo prácticamente, la política y la democracia. Ahora este concepto de democracia está penetrando mucho más en nuestra conciencia y en nuestra sangre, y se pueden apreciar las diferencias abismales entre nuestro sistema y el sistema que se aplica en otros países”.