“Hay un peligro que es el más terrible de todos: sencillamente que este orden económico mundial tarde tanto en desaparecer que desaparezcan primero las condiciones naturales de vida para la especie humana; y no estoy exagerando ni un átomo, eso es algo que científica y matemáticamente se puede probar. Quizás sea en ese sentido en que pueda urgir acelerar la marcha, cuando todavía es tiempo, apretadamente, de que la naturaleza pueda ser salvada”.